lunes, 28 de noviembre de 2016
Cuentos de cabecera by Osamu Dazai
La innovación y modernidad del autor Osamu Dazai reside en su valor para tomar cuentos infantiles, y no solo ya transformarlos, sino trascenderlos, concretando y elevando el significado de las historias que le sirven de inspiración, limando sus incoherencias y resaltando sus principales pilares narrativos. Un objetivo que sería incomprensible para el lector occidental, en su mayor parte desconocedor de esta tradición, si no fuese por la valiosa e inteligente decisión de la editorial de incluir como anexo a estos ‘Cuentos de cabecera’ las versiones canónicas más contrastadas de aquellas historias que sirven a Dazai de material inspirador. Un material incluido que, bajo el epígrafe de “Sobre los cuentos de cabecera originales”, enriquecen la lectura, amplían la perspectiva de conocimiento tanto sobre el autor como sobre su obra, y precisan la visión concreta del libro.
Por supuesto, otra forma de lectura posible de estos textos sería, además de la del anexo final, la de ir intercalando cada cuento de Dazai con su respectivo original. Cada lector debe tomar esta decisión libremente. -Como recomendación personal, tras haber leído el libro considero más acertado el leer primero la versión original y luego el cuento de Dazai, ya que de esta forma puede apreciarse mejor los cambios que el autor realiza sobre cada una de las historias.-
La voluntad de trascendencia de Dazai se percibe ya desde el comienzo del libro, con el cambio de perspectiva experimentado por la voz narradora. Si lo popular prefiere por la oralidad, Dazai nos muestra desde el comienzo a un narrador que opta por la escritura. Si la tradición ha optado por un texto infantil con forma de cuento, la voz narradora opta por unos textos de mayor dramatismo y madurez, más claramente vinculados al relato. Si lo habitual es un contexto rural donde la naturaleza tiene un relevante papel expresivo, aquí la narración se produce en el contexto de la IIª Guerra Mundial, con las bombas cayendo desde el cielo.
En el trasfondo de todas las tensiones que refleja, se encuentra Dazai en toda su pureza, sus miserias y cuitas, dolores y esperanzas, en un acto radical de exhibicionismo interior. Sin embargo, el respeto por el marco popular general impide desvelar con evidencia estos cambios, utilizando un velo expresivo y sutil por el cual un lector acorde con el gusto tradicional también podría verse en alguna forma representado. Esto se consigue gracias al tono irónico, al humor negro, al antropomorfismo de la naturaleza y especialmente de los animales, al dramatismo cruel de las relaciones entre el hombre y la mujer, o los muchos otros aspectos donde los textos sí se han mantenido fieles a sus originales.
En concreto, estamos hablando de cuatro cuentos: “El lobanillo desaparecido”, “La historia de Urashima”, “La montaña Kachi-kachi” y “El gorrión de la lengua cortada”.
La transgresión se produce desplazando los elementos argumentales principales en la tradición a un plano secundario, poniendo el foco en otros aspectos, y aprovechando este nuevo enfoque para deslizar una temática totalmente distinta a la de los cuentos infantiles. De esta forma, a partir de la familia como hilo temático conductor, pues esta figura social está presente de una forma u otra en todos los “Cuentos de cabecera”, la voz narradora realiza un análisis de corte moral a partir del cual trata temas como la vanidad (“El lobanillo desaparecido”) –característica propia de Dazai a la que irónicamente aludía en no pocas fuentes, el miedo a la vejez (“La historia de Urashima”), la soledad (“La montaña Kachi-kachi) –vinculada de una forma originalísima con la muerte, o la avaricia (“El gorrión de la lengua cortada). Unos temas vinculados al deterioro de los lazos que, o bien por la corrupción inmoral de las personas o bien por el paso del tiempo y sus efectos, conducen a los protagonistas hacia una vida indeseada de sufrimiento interior y humillación exterior.
En cuanto a estilo, cada texto mantiene una cierta independencia –lógico si tenemos en cuenta también su origen, lo que para su lectura puede acabar afectando al ritmo tanto de la narración que hila los cuatro cuentos como al seguimiento del lector respecto a la unidad del libro-. De hecho, la lectura sí se ve afectada por el ritmo mucho más pausado y por la mayor reflexión de “La historia de Urashima” respecto a los demás cuentos.
Con los ‘Cuentos de cabecera’ tenemos al Dazai más representativo: aquel que buscaba exponer la necesidad de modernizar el canon literario japonés, asumiendo con valor los riesgos de crear literatura desde el alambre, mostrando su habilidoso manejo de la pluma a través de los juegos de equilibrios entre el cuento y el relato, entre el análisis moral interno y los retratos sociales con moraleja. Si bien, en el trasfondo de todas estas tensiones, se encuentra él en toda su pureza, sus miserias y cuitas, dolores y esperanzas, exponiéndose por completo a los ojos de quién quiere y sabe mirar al alma de las personas. Su mayor ansia fue la de ser visto y reconocido, por lo que su dramático fin se puede decir que fue fruto de una imperdonable miopía colectiva.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario